En 1915, en una pequeña localidad de La Rioja, Gregorio tuvo la idea de crear una zapatilla a la que puso el nombre de su primer amor: Victoria. Y desde entonces fue mejorando su proceso de fabricación hasta convertirse en un clásico. Durante los años 70 y 80, la clásica inglesa se convirtió en todo un símbolo. ¿Quién no se acuerda de los veranos con Victoria? Hoy en día, casi todos los que nacieron en esa época, las asocian con su infancia.
A día de hoy la firma se solidariza con el medio ambiente. Las lonas están hechas sin productos tóxicos y las suelas de las zapatillas están realizadas en caucho natural, fabricado a partir del látex que se extrae de los árboles. El caucho natural que es mucho más respetuoso con la naturaleza. Y sus tejidos, 100% algodón están elaborados en España.